El término nepotismo proviene del latín nepos, que significa “descendiente” o “sobrino”. Durante la Edad Media, este fenómeno se manifestaba principalmente en el ámbito eclesiástico: los papas y otros prelados de la Iglesia, al no poder tener hijos legítimos, solían favorecer a sus familiares, a quienes presentaban como sobrinos, otorgándoles prebendas, canonjías y otros privilegios. De estas prácticas históricas surge el concepto moderno de nepotismo, entendido como el favoritismo hacia los parientes en la asignación de cargos o beneficios.
En los niveles de desarrollo sociocultural más elementales, característicos de sociedades rurales o menos industrializadas, los lazos de sangre desempeñan un papel fundamental en la organización social. En estas culturas, el clan, la tribu u otras formas de agrupación basadas en el parentesco constituyen el principal mecanismo de producción, cooperación y estructura social. Por ello, la pertenencia al grupo depende del cumplimiento de ciertos vínculos familiares, dejando poco o ningún espacio para los individuos ajenos a la comunidad.
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