Existe una inseguridad manifiesta como país de asumir responsabilidad por nuestras decisiones o aun simplemente creer en nuestros propios valores e instituciones. Generalmente necesitamos reforzar las decisiones a las que hemos llegado con opiniones foráneas.
El estado invierte millones en consultores extranjeros (aunque obligado muchas veces) que muchas veces nos dicen lo que ya sabemos. Lo mismo ocurre con las empresas privadas, y en todo tipo de otras instituciones. Si le sumamos esto a la creencia de que cualquier declaración venida del extranjero tiene más validez o credibilidad que algo interno descubrimos de que nuestra propia auto estima es muy baja.
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