La historia constitucional de Centroamérica en el siglo XIX está marcada por la constante adaptación a los retos políticos y sociales que enfrentó la región tras su independencia. La Constitución de 1824 y las Reformas de 1835 representan dos momentos clave en este proceso, con diferencias sustanciales en diversos ámbitos como la religión, la organización del gobierno y los derechos individuales. Estas modificaciones reflejan la evolución de la visión política y las prioridades de la República Federal de Centroamérica en menos de una década.
Las Reformas de 1835 fueron impulsadas por el liberalismo triunfante bajo el liderazgo de Francisco Morazán. Este proyecto buscaba consolidar las ideas liberales en la región, incluyendo una mayor centralización, garantías individuales y la reorganización de las instituciones federales. El colapso de la Federación en 1838 no fue resultado de las tensiones generadas por las reformas, sino que obedeció a múltiples factores, como conflictos internos entre los Estados, la resistencia de sectores conservadores y las desigualdades económicas y sociales.
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