Hacia un sistema meritocrático de educación superior

El sistema de educación superior del país debe de irse adaptando a las nuevas realidades. La sociedad debe ir racionalizando la asignación de recursos para poder educar a las mejores (y la mayor cantidad) personas profesionales. La demanda de educación superior ha ido creciendo a medida ha ido creciendo la cobertura en el nivel medio. Simultáneamente, la capacidad del sistema privado de atender a una proporción de los estudiantes del sector terciario ha ido en crecimiento.

Todo esto ha sido con un sistema de educación media que no produce los resultados requeridos de calidad de ingreso universitario en muchos casos. Esto es producto de la expansión acelerada anterior del sector medio y el mal control de calidad tanto en los sectores públicos como privados. Es injusto en su origen, pero su remedio corresponde a otro espacio. Esta explosión a la demanda ha obligado a tomar medidas para la racionalización de cupos en el sistema público. Había dos opciones, una es ir extendiendo lo más posible el servicio de forma ilimitada degradando la calidad del mismo, o limitando el acceso a lo que se puede cubrir adecuadamente.

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Ideas sobre el servicio militar

Tuve la experiencia de ser oficial activo de las Fuerzas Armadas entre 1993 y 1998, pudiendo observar las diferentes fases de pasar de un servicio militar obligatorio a voluntario en conjunto con una evolución de la institución que presenta desafíos y oportunidades todavía en la actualidad. Daré mis observaciones del proceso en el Primer Batallón de Ingenieros (donde estuve asignado en 1993-4), aunque este reflejaba una realidad general.

En 1993, las Fuerzas Armadas estaban pasando por un proceso de profesionalización. Ya se estaban preparando las condiciones para el final del reclutamiento físico y arbitrario que no era en interés de los jóvenes o las Fuerzas Armadas. El golpe, la humillación y el servicio personal, que eran prácticas alejadas de la modernidad y de una sociedad democrática, iban en disminución acompañadas de un interés en mejorar las condiciones de vida de los conscriptos (que todavía lo eran legalmente).

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Cómo aumentar las áreas verdes y los espacios públicos urbanos

La expansión y densificación de las ciudades se espera continuará las próximas décadas. Aunque el crecimiento demográfico natural está bajando (1.7% en el 2019), todavía tenemos una migración interna de rural a urbana sustancial pendiente. Esta se proyecta en base a que la tasa de urbanización actual es de un 54% (fuente: INE) y la media latinoamericana de un 80%, la que iremos alcanzando a un paso moderado.

Un segundo componente es la mayor expectativa de privacidad y desarrollo de la infraestructura de vivienda urbana. No solo tendremos más viviendas producto de tener más habitantes, sino que la cantidad de habitantes por vivienda va en disminución. Para el 2017 (última Encuesta de Vivienda INE disponible) teníamos 4.3 habitantes por vivienda, con una tendencia a la baja. Por tanto, la densidad de viviendas urbanas aumentará las próximas décadas más allá del efecto esperado de la población.

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Criterios para fijar los salarios de los legisladores

Definir una manera de remunerar las labores representativas (en nuestro caso congresistas y regidores municipales) es un tema que genera diversidad de posiciones. En este caso se encuentran en conflicto las demandas de la austeridad con las de la democracia e idoneidad. La relación entre las mismas no es lineal y depende de muchos más factores, por lo que la historia es el lugar para iniciar el análisis para desarrollar un criterio.

Al constituirse las formas de representación más elementales (en sistemas republicanos y/o democráticos), tal como ocurre con los patronatos y otros órganos comunitarios locales, no existía una remuneración para el mandatario de la comunidad. La antigüedad clásica nos da múltiples ejemplos de estados que mantuvieron ese principio y otros que fueron implementando la remuneración. En la antigua Atenas se practicaba una democracia directa donde la soberanía recaía en una asamblea general (ecclesia) sin delegación o representación. Esta asamblea, al irse expandiendo el poder ateniense, autorizó hacer pagos a todos sus miembros por asistencia. Este pago tuvo varias consecuencias: aumentó la cantidad de asistentes y le dio una participación mayor al proletariado urbano a expensas de los sectores rurales (que tenían menos espacio para participar frente a una masa urbana). Los autores antiguos definían este como un factor en el declive de esta ciudad, ya que creaba una mayoría distorsionada y sujeta a actuar de forma impulsiva (por no tener un arraigo o conocimiento suficiente).

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